El del aniversario

Vale, no es nuestro aniversario. Y sí, queda más de una semana. ¿Y qué? Son nuestras celebraciones y las disfrutamos como nos da la gana.

Desde que cumplimos nuestro primer año juntos hay una cosa en la que coincidimos los 2: celebrar los aniversarios sin regalos. Seamos realistas, los adultos hoy en día tenemos de todo y según avanza el año nos vamos comprando lo que vamos queriendo y sino ya tenemos otras fechas a lo largo del año para agasajarnos: cumpleaños, Navidades, días que nos apetezca tener un detalle con el otro sin que sea ninguna fecha señalada, etc… A cambio, lo que nos gusta hacer es cogernos unos días y marcharnos de escapada o darnos algún capricho gastronómico.

Este año, por cuestiones de agenda lo hemos tenido que adelantar y hemos hecho una escapada cerca de casa, pero que sin embargo ninguno de los 2 conocíamos: Rascafría.

Como ya dijimos desde el principio, no tenemos el objetivo de ser un blog de viajes: es un mundo que nos atrae muchísimo pero ya hay cientos de páginas sobre el tema y no queremos ser cansinos (aunque las ganas siempre han estado ahí). Sin embargo, si queremos ir compartiendo aquellas experiencias que por el hecho que sea hemos disfrutado y pensemos que puede ser un buen plan para más gente.

Por lo tanto, comenzamos con el resumen de estos 2 días:

Reservamos una noche en Rascafría, que para el que no lo sepa, es un pueblecito en la sierra norte de Madrid, a una hora y media aproximadamente de la capital, perteneciente al Valle del Lozoya. Realizamos la reserva en una casa rural del pueblo que aunque estaba bien, no es de lo mejor que hemos probado, así que para no hacer una crítica positiva, preferimos no decir nada.

Llegamos el martes a mediodía y nos fuimos directamente andando al Monasterio de Santa María del Paular, la joya imprescindible de la zona. Después de andar unos 2,5 km (don’t panic! también se puede llegar en coche, con un cómodo aparcamiento en la puerta) llegamos cerca de las 12.45 y cuando fuimos a comprar las entradas vimos que ya únicamente se podía visitar a las 13.00 y siguiendo al correspondiente guia. A no ser que sea para temas que nos interesen mucho, solemos preferir hacer las visitas a nuestro aire, pero aquí no nos quedó más remedio que sumarnos al rebaño. Al final estuvo interesante y se hizo bastante amena ya que nos acompañó uno de los pocos monjes que aún residen en el monasterio. Era un tipo divertido y parlachín. Todo correcto.

Al salir ya se nos había hecho un poco tarde para empezar la ruta que teníamos en mente, así que fuimos primero a comer. Con la comida nos pasó un poco lo mismo que con el alojamiento: correcto pero no especialmente recomendable. Siempre nos solemos fiar de las opiniones de Trip Advisor, pero en esta ocasión pinchamos en hueso.

Ya después de comer y con el buche lleno iniciamos la excursión que teníamos pensado hacer por la mañana, la ruta de la Cascada del Purgatorio. En total son unos 12,6 km (ida y vuelta) muy recomendables. El primer tramo, aunque casi todo de subida, es muy factible, transcurriendo por senda y muy bien señalizado. Lo más duro del trayecto es el último kilómetro y medio, y en especial los últimos 500 metros ya que apenas hay camino y vas bastante tiempo sobre rocas. Es más complicado que el inicio, pero no nos volvamos locos, nos cruzamos con algunos grupos de familias con niños que iban lentos pero seguros.

Para la ida empleamos algo más de 2 horas, pero la vuelta, como hemos indicado antes es mucho más rápida al ser cuesta abajo: poco más de una hora.

Después de una buena caminata nos entró apetito y decidimos jugárnosla y no dejarnos aconsejar por Trip Advisor. Y nos salió genial la apuesta.

Caímos en el Mesón Peranche (ni siquiera aparece en trip advisor, ¡a lo loco!) y fue un exitazo. El local es muy pequeño y estaba a reventar de gente viendo el partido, pero conseguimos que nos dieran una mesa para 2. Ensalada de tomatitos de la huerta, las mejores croquetas caseras que hemos probado en años (pero caseras, caseras, de verdad de la buena), una tosta de salmón con gulas y un brownie casero que se nos saltaban las lágrimas. Todo ello por 30 euros, con 3 copas de vino y chupitos cortesía de la casa. Nos conquistaron desde el primer momento. Además desde que entramos por la puerta, trato cercano y no dudaron en darnos recomendaciones de rutas para el día siguiente (que no seguimos, por cierto). Lo dicho, sitio muy top y que merece la pena que os apuntéis desde ya mismo.

El miércoles, después de dormir como bestias, amanecimos con bastantes dudas sobre qué hacer. Nos habían recomendado la noche anterior un par de rutas que salían de la propia Rascafría, pero nos apetecía ver algo más. Así que tiramos de nuestro amigo Google, recogimos nuestros enseres y cogimos carretera hacia Pinilla del Valle, pueblecito a apenas 10 minutos en coche para hacernos la Ruta de los Oficios. En total son unos 6 km de ruta circular, muy asequible, pero con unas vistas espectaculares del embalse de la Pinilla y del valle del Lozoya.

Llamadnos antisociales, pero cuando hacemos cualquier actividad de turisteo nos gusta disfrutarla a solas y en esta ocasión lo conseguimos al 100%. No nos cruzamos con nadie en las 2 horas que duró la caminata. Pasas entre grupos aislados de vacas pastando en libertad, pero nada más. Ni las molestas ni te molestan. Un win-win en toda regla. Una experiencia muy recomendable para desconectar absolutamente de todo.

 

A la vuelta pinchamos un poco con la comida, paramos en Lozoyuela y aunque el sitio estaba muy bien, nos pareció un poco caro y no lo vamos a recomendar. Si pagas mucho dinero por una comida, lo normal es que sea buena. Todo el mundo puede recomendar sitios caros y seguramente la comida te gustará . Creemos que el mérito está en encontrar restaurantes asequibles en los que salgas con el pensamiento de «Jo! esto se lo tengo que contar a…».

Y sin más dilatación cerramos el artículo. A modo de resumen:

  • Pocas veces nos veréis hacernos regalos materiales. Preferimos las experiencias.
  • No hace falta un gran viaje para celebrar. Nos hemos ido cerca de casa y a buen precio. Ambos hemos disfrutado muchísimo estos días.
  • Últimamente estamos un poco estresados en el trabajo y planteándonos cosas. Escapadas así cuidan de tu salud mental.
  • Tenemos amig@s que se agobian por no encontrar a nadie para irse de vacaciones o para hacer planes entre semana. Lo fundamental es que estés bien con tu pareja y seáis los compañeros ideales. Los demás son accesorios.

¡Besos y abrazos!

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